Desde tiempos ancestrales la humanidad a tenido una profunda conexión con las montañas, ya sea como un simbolismo para poder presentar su respeto por alguna deidad o simplemente para poder reforzar un vinculo con la naturaleza.
Hoy en día las montañas a las que podemos tener acceso, son un reto físico y mental para quienes deciden atacar la cumbre, sin lugar a dudas es una decisión para quienes buscan emprender una nueva aventura, salir de la rutina, retarnos a nosotros mismos o simplemente buscar poner al limite nuestras habilidades.
Subimos montañas para crear nuevas anécdotas con quienes nos acompañan, subimos montañas para poder hacer nuevas amistades, subimos montañas para poder conocer la majestuosidad del mundo desde la cima, en total calma.
La aventura de una cumbre comienza desde el momento que comienzas a prepararte para la misma, cuando buscas mapas, referencias, entrenamientos, la adrenalina comienza a subir cuando estas preparando tu mochila, continua cuando tomas la carretera rumbo a tu destino, instalas tu casa de campaña con algunos pensamientos en mente “¿podré lograrlo? ¿hasta dondé me llevarán mis pies? ¿tengo lo necesario?”
Todos tenemos una motivación distinta para subir montañas, pero sin dudas es una actividad que nos ayuda a conectarnos con nosotros mismos y la naturaleza. Sin importar la altura de la aventura, siempre existirá un antes y después de la montaña en nuestra vida.
Por @señorfotografo
Saro Fernández
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